jueves, 25 de junio de 2015

Digo que.


Digo que quiénes somos nosotros
para atrapar mariposas en nuestro estómago.
Que quiénes nos hemos creído que somos
para proclamarnos dueños de su aleteo; sonreír como bobos,
atarlas y convertirlas en animal de compañía.

Yo no quiero un amor anclaje.
No quiero que te nombres esclavo (ni clavo) de mis sístoles y diástoles;
ni propietario de todo aquello que baila en mi cabeza.
No espero que pongas precio a los amaneceres que no nos debemos;
pero si confío en que seas el mejor postor si se trata de ver crecer el sol tras mi espalda.
Aun así:

Yo no quiero un amor anclaje
cuyo gancho levanta arena y venas para hacerte quedar, para hacer que me quede.
No quiero que me ates; y yo,
no voy a ser quien te muerda las alas para que no tengas que irte.
No quiero construir nuestro nido ni tener un sitio al que volver contigo;
pero quiero que sepamos hacer de todos los sitios nuestro hogar.
Quiero que cuando vueles solo pienses hacerlo conmigo.

Yo no puedo con el peso de dos
ni permito que me arrastren.
Yo no quiero que me curen las cicatrices a besos
ni me acaricien la espalda mientras me tararean la canción que quiero oir.

Digo, solo digo:
que quién soy yo para creerte mio y quererme tuya
si lo que nos hace juntos es no tenernos;
la falta de contratos,
la prisa por arrasarnos,
ganarle terreno al tiempo.

Que la única forma de amarrarte es dejarte ir,
porque sé que cuando rechaces tu animal
y prefieras ser conmigo,
me sabrás mas libre y, entonces, más mio que nunca.

Que yo solo espero que no intentes ponerle límites al mar,
pero que te lances a nadar conmigo;
que nos ahogue el éxtasis de compartirnos,
que nos arrastre, que nos revuelque la marea.
Que me dejes fundirme en el viento, que sea tu viento el que se cuele en mis cavidades. 

Con las vísceras, con la piel,
con cada milímetro de las superficies de tu cuerpo que prometo memorizar;
con todo ello quiéreme.
Y dejemos de darle papeles al corazón que no le pertenecen.
Quiéreme con toda tu razón, con cada lóbulo de tu cerebro, con tu espina,
y clávamela. 
Hazle hueco.
Hazte hueco.